Cuando nadie caminaba por la calle
y lucía el Sol,
al ver después -mi amor consumado- a las personas
formando multitud
no entendí.
Con suerte o intuición
me reencontré con ese tipo silencioso que se conforma con hablar consigo mismo
y con algunos libros,
que analizaba las palabras pronunciadas
e intentaba ser exacto.
El olvido era su negación,
la memoria yo.
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