La montaña frontera

Nadie me preguntó para darse el permiso
de poner una valla en mi camino.
Vaya gracia... Tantos años
como el árbol de un amigo
llevan transitando en mí
aguas, deshielos y andantes,
y no han marcado en tiempo
lo que anela este circo de fronteras.
Pero llevo mucho para darme cuenta
del cuartel que guardan los humanos con la muerte
y sé que se sienten diferentes
por creerse controlar un pedazo de mi tierra,
migajas de verdad.

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